EVOCANDO Y RECONSTRUYENDO MOMENTOS EN EL 5to ANIVERSARIO DE LA SIEMBRA DEL COMANDANTE MAGOYA.
Desde los inicios de la década de los 60', cuando el legendario guerrillero
Helegido Sibada (Magoya) era un muchacho y decidió sumarse a las filas
guerrilleras, contó con la amistad, camaradería y solidaridad de hombres y
mujeres que para esa época también como él, dieron un paso al frente con
firmeza, enarbolando las banderas de lucha por los más altos y sentidos ideales
de la patria, la liberación nacional y el socialismo.
Haciendo una retrospectiva, Willians Álvarez (JJ) cuenta algunas de sus vivencias al lado de
Magoya, donde expresa el gran honor que representa haber compartido y trabajado
con el legendario guerrillero desde que la comandancia del PRV FALN le indicara
su trasladó del frente urbano, al salir de la prisión, al frente guerrillero,
pasando luego de un buen tiempo en las montañas de Falcón, Lara y Yaracuy, a la
etapa en que desmontan los frentes guerrilleros y se trasladan a la ciudad para
seguir la orientación de conformar movimientos campesinos, ya que el Comandante
Magoya representaba la figura emblemática de ese sector revolucionario en
Venezuela, hasta el punto de llegar a categorizarlo como el Chávez del campo
venezolano. Resalta Álvarez, que las convocatorias hechas en distintos puntos
del campo venezolano, tenían una respuesta masiva por parte del campesinado.
Unos por querer conocer al legendario guerrillero y los que lo conocían por
escuchar sus palabras, propuestas e ideas. Ese fue un fenómeno de masas, de
multitudes, a tal punto que su poder de convocatoria era tremendo, esta
receptividad los llevó a pensar en la conformación de un movimiento campesino
revolucionario que denominaron Unión Revolucionaria del Trabajador Rural, una de
las primeras organizaciones para el trabajador del campo, luego conforman otra
considerada más amplia, Alianza Campesina Revolucionaria, con la que se buscaba
mayor incorporación del trabajador agrícola a la lucha por la democratización de
la tierra, contra el latifundio y los terratenientes, todo esto bajo el
liderazgo de Magoya. Así mismo destacó la sencillez y humildad en la
personalidad de Magoya quien nunca buscó sobresalir por encima de los demás
combatientes, ni asumió conductas contrarias a un verdadero líder
revolucionario. Hizo notar también, que la leyenda en que se convirtió su gran
amigo y camarada, la construyo en el monte, en la guerrilla, como un combatiente
de valor y arrojo, comparable con un animalito del monte que las fuerzas
enemigas jamás lograron localizar ni alcanzar a rozarlo con uno de los tantos
proyectiles con que quisieron eliminarlo. Fue un hombre muy sagaz e intuitivo, y
allí en el campo se fue formando en leyenda. Una de las cosas que decían los
campesinos es que Magoya era cuarenteno, siendo ésta una expresión campesina de
que se aparecía cada cuarenta días en sitios distintos. También rumoraban que
era brujo y tenia la virtud de desaparecer. Toda esa leyenda se tejió en torno a
él. Fue un compañero con el que se podía conversar de política, de las tareas y
actividades a realizar, hombre sencillo, humilde, tenaz, radical en sus ideas y
principios revolucionarios. Cuando por órdenes de Duglas Bravo y Ali Rodriguez
Araque, JJ Alvarez subió a la guerrilla expresamente para ayudar a Magoya,
asumió que tenia que ser como él. Además de apoyarle en el aspecto intelectual,
debían emparentarse. Aprender de Magoya el arte de sobrevivir en las montañas,
aprendiendo a cruzar ríos, rehender monte, subir y bajar cuestas, atravesar ríos
crecidos y Magoya en eso era un lince, un hombre muy valeroso. Manifestó además
que conserva en sus recuerdos, especialmente un evento en el río Boconó, una
noche que estaba crecido, hinchado como dicen los campesinos y había que ponerse
del otro lado, ninguno de los que venían en esa patrulla se atrevía a lanzarse,
Magoya se lanza primero para cruzarlo transversalmente de manera que la
corriente te va botando a la otra orilla pero saliendo bien lejos de donde
partiste, JJ sin pensarlo mucho se lanzó detrás de Magoya, no podía esperar a
que otro lo hicieran porque se le enfriaría el guarapo y no lo haría nunca,
emulando los pasos de Magoya, logró alcanzar la otra orilla y detrás llegaron
los demás que eran campesinos y tenían conocimientos de esas situaciones. Así
mismo cuando nombraban la comisión para buscar leña, se apuntaba con Magoya con
la finalidad de ir aprendiendo de la sabiduría, picardía y manejo de iniciativas
en el monte, incluso aprender a olfatear al enemigo que en eso Magoya se
destacaba. Era como un animlito del monte, con los sentidos del oído, vista y
olfato muy agudos, adecuados a las situaciones extremas que les tocó vivir en el
camino de la lucha revolucionaria. Éste recuento realizado el 19 de Febrero de
2021, fecha en que se conmemora el 5to aniversario de la siembra del comandante
Magoya, es un reconocimiento a su humildad, integralidad y cabalidad,
conservando siempre su origen y lenguaje campesino, autodenominándose un come
cambures o refiriéndose a una sopa o hervido de gallina como sancocho e' bulica.
Ese era Magoya, un buen hombre, excelente camarada y compañero, extraordinario
ser humano. Rememorando la última anécdota con Magoya, JJ se ubica en Noviembre
de 1992, cuando acudiendo al llamado de los patriotas a comandar un grupo en la
rebelión civico-militar del 27 de Febrero de ese año, se encontraban bajo el
cerco del ejercito enemigo al pie de un cerro sumamente empinado. Les toco una
dificil retirada subiendo dicho cerro, Magoya lo logró en un abrir y cerrar de
ojos, con la rapidez de una pantera. Con los soldados pisándoles los talones y
después de muchos fallidos intentos, JJ también logro alcanzar la cima pero con
grandes signos de cansancio y aturdimiento por el esfuerzo realizado, con
disnea, taquicardia y casi desmayado se encontró con Magoya que lo esperaba para
ayudarle a seguir, percatándose de la presencia de soldados enemigos, Magoya
simula tener más hombres bajo su mando, ordenándoles a gritos, traigan los fales
y las granadas para acá, eso surtió efecto ya que sus perseguidores se
dispersaron inmediatamente. Ya en lo alto, aunque sin aliento ni fuerzas para
continuar, con sus pulmones contraídos, JJ trata de sujetarse de la pretina del
pantalón de Magoya para ser arrastrado, pero aun así no puede movilizarse. En
esa situación decide quedarse en ese lugar mientras se recupera, a lo que Magoya
trata de persuadirlo diciendo: Si te quedas te encontrarán y te mataran aqui
mismo, mira alrededor y observa unas matas, le pide a Magoya que lo ayude a
llegar hasta ellas, allí lo ubica y procede a taparlo con ramas y hojas,
recuerda que en ese escondite había una cueva de hormigas, pasados unos 10
minutos se escucharon unas ráfagas de fal, luego un largo silencio, por lo que
pensó, le dieron al compadre, ya que toda la zona estaba tomada por el Ejército
y la Guardia Nacional, se acunó en el sitio del hormiguero hasta el amanecer, a
eso de las cinco de la mañana baja por el mismo camino por donde había subido
buscando un arma que había perdido la noche anterior en su accidentada trepada,
cruzó la autopista hacia donde habían dejado una "caleta" de las armas que
habian recuperado, dejó las señales acordadas y esperó allí hasta que vinieron
por él. Así púes, a los dos días escucho el ruido de un carro que hacia el
recorrido a baja velocidad, se dio cuenta que estaban buscándolo y salió de
allí, repitiendo cada vez la frase: "Magoya era un hombre suertudo". Recapitula
y dice, la ráfaga que se escuchó la noche anterior desde su escondite, se la
lanzaron a su compadre pero afortunafamente no le dieron, hecho un lince, salió
de allí bordeando la montaña hasta que llegó a una estación de servicio en
Paracotos como a las 10:00 pm, pide una franela al bombero de guardia ya que la
suya estaba hecha jirones desde la odisea vivida, ya a orilla de carretera,
empezó a pedir cola y logró que un pastor evangélico lo trasladara hasta
Maracay, rompiendo el cerco que la GN mantenía en la zona. Después de ser
rescatado, JJ se reencuentra con Magoya en Maracay y desde ese momento hasta el
día de su muerte el 16 de Febrero de 2016, cada vez que se encontraban, le
saludaba con la frase: Compadre echeme hojitas, recordando el momento en el que
JJ se guareció en el escondite donde tuvo las hormigas como compañeras aquel 27
de Noviembre de 1992, convirtiendo la difícil situación en un chiste. Willians
JJ Alvarez puede contar muchas anécdotas de lo que le tocó vivir al lado de su
compadre, amigo e inseparable camarada, unas sencillas, otras extraordinarias,
bonitas, para no hablar de tristezas y de todo lo que les dolió y aún les duele
su ausencia, juntos emprendieron y ejecutaron numerosos proyectos, tareas y
acciones, disfrutaron entre carencias, planes e improvisaciones, diversos
encuentros con los combatientes que aún estando dispersos por varios estados del
país, nunca dejaron de atender y visitar. Desde la frontera con Colombia, hasta
la zona de oriente por Turimiquire, estado Sucre, se evidenció el cariño que le
profesaban a Magoya así no lo conocieran. Su fama y su leyenda llegó a todos
lados de la geografía nacional. ESE ERA MAGOYA, BUEN COMPAÑERO, CAMARADA AUDAZ,
UN HOMBRE CON CHISPA, AGUDA INTELIGENCIA E INSTINTO ANIMAL, LO QUE LE AYUDÓ MÁS
QUE CUALQUIER OTRO EJERCICIO DE INTELIGENCIA.
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