Los DD.HH. en la agenda del Buen Samaritano


 Los DD.HH. en la agenda del Buen Samaritano


“Si queremos que Jesús resplandezca en medio de las tinieblas que sobrecogen a nuestro amado mundo latinoamericano debemos, como discípulos que somos de él, tomar una postura verdaderamente profética, que transparente la misma luz, aquella que iluminó al hombre del siglo I y que ahora quiere iluminar, y alumbra, al hombre latinoamericano, sumergido todavía, quinientos años después de una supuesta evangelización, en las tinieblas de una larga noche de miseria, explotación, enfermedades, hambre, ignorancia y abandono”.

José María Abreu



RESUMEN


La promoción y defensa de los derechos humanos en América Latina ha sido tarea exclusiva de organismos y activistas sociales, la iglesia ha permanecido al margen del asunto con escasas excepciones muchas veces debido a que no se reconoce como parte de un mandato de Jesucristo dado a sus seguidores, bien sea por considerarlo un tema mundano o político y por la falta de contextualización de la misión cristiana hoy. La parábola del Buen Samaritano derivada en agenda permanente para el creyente compromete al cristiano y a la iglesia como comunidad a identificar las heridas de los nuevos viajeros y a los nuevos asaltadores del camino, otorgando pertinencia y sentido a la fe.


The promotion and defense of human rights in Latin America has been the exclusive task of organizations and social activists, the church has remained on the sidelines with few exceptions many times because it is not recognized as part of a mandate of Jesus Christ given to its followers, either for considering it a worldly or political issue and for the lack of contextualization of the Christian mission today. The parable of the Good Samaritan derived in a permanent agenda for the believer commits the Christian and the church as a community to identify the wounds of the new travelers and the new assailants of the path, granting relevance and meaning to the faith.





Parábola del buen samaritano. Lucas 10:25-37 Dios Habla Hoy (DHH)

25 Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? 26 Jesús le contestó: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? 27 El maestro de la ley contestó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28 Jesús le dijo: Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida. 29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Jesús entonces le contestó: Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. 32 También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. 33 Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. 34 Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” 36 Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? 37 El maestro de la ley contestó: El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: Pues ve y haz tú lo mismo. 

La misión de la Iglesia cristiana, y por ende de cada uno de sus miembros, ha sido poco menos que mal entendida y tergiversada a lo largo de su historia, la vida de Jesús de Nazaret y su accionar en su paso por el mundo no siempre es tomada como ejemplo por sus seguidores, su vida como la de cualquier otro ser humano no puede desligarse de sus obras, y estas dan cuenta del propósito de la encarnación.

Otros intereses parecen haberse apropiado del magisterio cristiano, muchas veces cooptado por poderes fácticos y/o institucionales alejándose del verdadero sentido de la praxis siempre liberadora de Jesús. La enseñanza y el discipulado se han debatido entre herejías de vieja y nueva factura, arropando y dando origen a no pocas ideologías o pseudoteologías y muchos ismos con aspiración a explicar totalmente la misión de la Iglesia y que terminan por alimentar desviaciones y dar origen a nuevos fundamentalismos.

Dentro de su contexto judío, el resucitado estableció nuevos paradigmas de conducta que daban al traste con los antiguos y tradicionales modelos de religiosidad. Ya en el antiguo testamento la voz de los profetas advertía sobre el tipo de comportamiento que Dios esperaba de sus adoradores. 

“Misericordia quiero y no sacrificios” (Oseas 6:6-7, Mateo 9:10-13, Mateo 12:1-8), fue el enunciado que Yahvé estableció para su pueblo, y que viene a ser convalidado por la actuación de su hijo Jesucristo.

El pasaje o parábola del Buen Samaritano (Lc. 10: 25-37) en el cual Jesús clarifica ante un maestro de la ley el camino para alcanzar “la vida eterna”, es un referente insoslayable para la comunidad cristiana e inclusive y por extensión para el resto de la humanidad,  constituye un tema por demás relevante como paradigma para la misión de la iglesia. En ella Jesucristo confronta a sus interlocutores sobre la adecuada conducta a seguir frente a quien necesita de auxilio en la cotidianidad. Un auxilio o apoyo integral que va más allá de la simple caridad cortoplacista, esa que nos hace salir del paso y tranquilizar nuestras conciencias, ya que no se trata de acometer únicamente “la buena acción del día”.

El servicio al prójimo no puede ser concebido como algo opcional en la vida del cristiano, no es algo agregado a la fe, la iglesia es llamada a imitar a un Dios siervo, El misionero en barrios pobres de Caracas Juan Shorack [1] nos recuerda “Tenemos un maestro que rompió esquemas y lavó los pies a sus discípulos (…) pretender que amar al prójimo es solo predicar la salvación es un craso reduccionismo, Dios nos llama a comprometernos más allá de las actividades de la Iglesia”.

La parábola destaca una solidaridad integral que aparece en quien menos calificaba para brindarla, según los cánones religiosos judíos de la época, y que prevé el bienestar del prójimo al menos a mediano plazo. Los eruditos concuerdan en que los samaritanos eran despreciados por los judíos porque eran conocidos como mestizos, mitad judíos y mitad gentiles.  Cuando los reinos del norte fueron tomados cautivos por los asirios, se casaron con ellos para establecerse en el lugar que se llama Samaria, justo al norte de Judea.

El teólogo ecuatoriano C. René Padilla [2] , ha trabajado desde la perspectiva teológica latinoamericana aspectos sobre la vida de Jesús que clarifican lo que denomina la Misión Integral.

En uno de sus libros referidos al evangelio de Lucas, Padilla argumenta:

 “(…) Como lo reconoce la mayoría de los exégetas, el eje o uno de los ejes teológicos que articula la perspectiva lucana de la misión es el especial interés de Jesús por los pobres y los marginados (publicanos, samaritanos, leprosos, mujeres, niños y enfermos), en un clima cultural que consideraba a las mujeres como «cosas» y a los niños como «seres humanos incompletos». Esta asociación de Jesús con personas subestimadas en su dignidad y consideradas «escoria» de la sociedad explica las razones por las cuales los representantes de la sociedad judía vieron en el ministerio del galileo una permanente amenaza a sus intereses religiosos y políticos particulares”.

El Buen Samaritano amplía el concepto y noción de prójimo, marcando una agenda para una Iglesia que necesita revigorizarse frente a los nuevos desafíos políticos y sociales del Siglo XXI. Redefinir su misión en el mundo globalizado resulta vital en aras reafirmar la pertinencia histórica su fe.

Obviamente al contextualizar la parábola de Jesús encontraremos que las heridas del peregrino asaltado en el camino de Jericó tienen hoy otro signo, otro significado y otro significante, son las heridas que recibe un migrante que hace uso de su derecho a buscar nuevos horizontes, las del desplazado de sus territorios por causas de la violencia y persecución interna, la una mujer víctima de violencia doméstica o el acoso sexual, la de un miembro discriminado de la comunidad LGBTIQ[3]  hostigado a causa de su orientación sexual, la del obrero despedido injustificadamente por guardar cuarentena sanitaria, y en fin las heridas sangrantes de cualquier ser humano vulnerado en sus derechos fundamentales.

Las acciones de solidaridad fruto de la compasión emprendidas por el buen samaritano concuerdan con las referidas en el capítulo 25 del evangelio según San Mateo, en su segmento referido al juicio de las naciones (Mt. 25: 31-46), según el cual seremos juzgados por nuestro amor al prójimo, veamos:

 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.

Los Derechos Humanos han sido objeto de ampliación. Ahora sabemos que no solo los Estados nacionales los transgreden, abarcan igualmente lo político, económico, social, medioambiental  y cultural. Además de ser violados a diario por corporaciones y multinacionales, sean estas militares, mineras, farmacéuticas, tecnológicas y/o comunicacionales.

La Organización de las Naciones Unidas ONU los define como “derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición. La ONU, precedida por la Sociedad de Naciones, surge después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, caracterizados por los campos de concentración y la completa destrucción de Hiroshima y Nagasaki por orden del presidente Harry Truman, quien dijo haber recibido “instrucciones de Dios”. 

Los cinco países victoriosos (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, la Unión Soviética y China) conformaron una alianza y crearon la Organización las Naciones Unidas, ya concretada en diciembre de 1948 emitieron la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, cuyo primer artículo afirma de manera tajante que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

Sin embargo, al destacar el papel jugado por la organización supranacional en la resolución de conflictos no podemos ocultar su parcialidad y tendencia a favorecer los intereses imperiales, cumpliendo una agenda que no beneficia a los pueblos que luchan por su liberación y libre determinación.

Las recientes manifestaciones de exacerbado racismo en los EE.UU puestas de manifiesto en el vil asesinato del afroamericano George Floyd colocan de nuevo el dedo en la llaga ante la incontrovertible existencia de un Estado estructuralmente injusto y violatorio de los derechos fundamentales de los ciudadanos, en especial cuando estos pertenecen a minorías raciales o étnicas como los hispanos, los afro descendientes, los aborígenes, los asiáticos o los ciudadanos de origen árabe. Los halcones de la Casablanca liderados por un mandatario de dudosa salud mental han propiciado que el pueblo norteamericano grite al unísono: “No puedo respirar”. ¿Qué dice la iglesia estadounidense frente a estos abusos?.

El análisis en torno al comportamiento de los EE.UU cobra pertinencia para la Iglesia latinoamericana, por cuanto el gigante del norte ha mantenido una política supremacista y neo colonizadora frente a sus vecinos de la región, a quienes considera su patio trasero. Es la expresión de la doctrina Monroe: América para los americanos (o más bien para los norteamericanos) enmarcada dentro del falso concepto religioso denominado Destino Manifiesto. [4]

En este sentido, el profesor universitario José Ramón Rodríguez Rojas [5] expresa: 

 “Las líneas y guiones en geopolítica se corresponden con los diferentes objetivos y fines de seguridad y defensa de los Estados Unidos, las estrategias de dominación a través de la transfiguración de los imaginarios sociales en la ciberpolitica se filtran en nuestra vida cotidiana y terminamos legitimando a unas de las mayores amenazas del género humano”.

El denominado “Plan Cóndor” con factura y sistematización “made in USA” causó estragos en las décadas del sesenta y setenta extendiéndose hasta los ochenta en países del cono sur como Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, entre otros. Torturas, desapariciones forzadas y asesinatos dispusieron de ingentes recursos económicos y humanos, lo cual permitió a sus perpetradores mantenerse en el tiempo bajo un manto de total impunidad.

Así mismo, el aliento brindado por los EE.UU a dictaduras de corte fascista en Centroamérica propició la vulneración de los DD.HH. de miles de campesinos, aborígenes y líderes sociales, así como también la desaparición física de religiosos comprometidos con la justicia social. Casos emblemáticos como el asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero célebre por su prédica en defensa de los derechos humanos del pueblo salvadoreño, Rutilio Grande S.J., José Ignacio Ellacuría S.J., sacerdotes católicos y monjas entre otros muchos mártires ejecutados por escuadrones de la muerte.

Más recientemente, las atroces sanciones económicas y comerciales en nuestro hemisferio contra países como Cuba y Venezuela, impiden la llegada de alimentos y medicinas, entre otros bienes esenciales y constituyen también crímenes de lesa humanidad. Refiriéndose a Venezuela, la élite supremacista gobernante en los Estados Unidos describe al país caribeño no solo como su patio trasero, sino como su “retrete”.

La historia de América Latina se encuentra transversalizada por el despojo imperial, en su monumental obra literaria “Las venas abiertas de América Latina”Latina”[6] el uruguayo Eduardo Galeano nos brinda una completa radiografía del via crucis latinoamericano, que inicia en 1492 con la invasión y el holocausto de nuestros pueblos originarios por parte del imperio español.

La iglesia latinoamericana tiene el deber moral de conocer a fondo el origen de su presencia en el continente y comprometerse en la opción preferencial con los pobres y oprimidos, no hacerlo sería un claro despropósito.

Hablando del saqueo interno y externo, como importante medio para la acumulación primitiva de capitales europeos desde la Edad Media, Galeano refiere:

“Los recursos fluían para que los acumularan las naciones europeas emergentes. Esta era la misión fundamental que habían traído los pioneros, aunque además aplicaran el Evangelio, casi tan frecuentemente como el látigo, a los indios agonizantes”.

El escritor uruguayo también cita al arzobispo sudafricano Desmond Tutu[7] , en relación al despojo y saqueo en África y su paralelismo con Nuestramerica:

“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”

Los desmanes de Colón y sus filibusteros se encuentran magistralmente narrados por el obispo Don Fray Bartolomé de las Casas en su crónica “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”. En él describe las atrocidades a las que fueron sometidos los indígenas por los conquistadores. Un párrafo nos da una idea de los hechos que narra este libro:

“Otra vez, este mismo tirano fue a cierto pueblo que se llamaba Cota, y tomó muchos indios e hizo despedazar a los perros [darles de comida] quince o veinte señores y principales, y cortó mucha cantidad de manos de mujeres y hombres, y las ató en unas cuerdas, y las puso colgadas de un palo a la luenga, porque viesen los otros indios lo que habían hecho a aquellos, en que habría setenta pares de manos; y cortó muchas narices a mujeres y a niños”. 

La obra del fraile dominico español escrita en contra del maltrato de indios infligido por castellanos y portugueses puede ser considerada como el primer informe sobre violación de DD.HH. del continente.




[1] Juan Shorack, misionero norteamericano perteneciente al grupo Cambio Interno, desarrolla su trabajo en comunidades pobres de Caracas, Venezuela.

[2] C. René Padilla, teólogo y ensayista ecuatoriano vinculado a la FTL ha realizado importantes aportes teóricos en la contextualización del evangelio y la misión cristiana hoy desde América Latina, desarrollando teologías autóctonas como la Misión Integral.

[3] La sigla está compuesta por las iniciales de las palabras Lesbianas, Gays, ​Bisexuales, Transgéneros, Intersex y Queer (raro en inglés). En sentido estricto agrupa a las personas con las orientaciones sexuales e identidades de género relativas a esas seis palabras, así como las comunidades formadas por ellas.

[4]  Según la doctrina del Destino Manifiesto Dios ampara a la nación norteamericana. Esta creencia conecta con el planteamiento calvinista según el cual los individuos y los pueblos están predestinados por la providencia divina. El ideal de esta doctrina se convirtió en el fundamento ideológico y herramienta política para el expansionismo de los norteamericanos y justifica el supuesto derecho de someter al resto de los pueblos.

 [5] El docente universitario venezolano José Ramón Rodríguez Rojas desarrolla una novedosa línea de investigación sobre filosofía, vida y DD.HH. Mantiene una columna de opinión llamada “Luces y Sombras”.

[6] El libro de Eduardo Galeano publicado en 1971 más actual y necesario que nunca, es un retrato hablado sobre nuestro maltratado continente, un verdadero martirologio, imprescindible para conocer nuestra historia.

 [7] Bartolomé De las Casas es reconocido como defensor de los indios pero también fue partícipe en la esclavitud africana, sus  ideas a favor de los aborígenes nunca fueron bien acogidas por los encomenderos y religiosos de la época, quienes se quejaron al rey Fernando el Católico para que le expulsara de las tierras subyugadas por la corona española.


Autor: Ismael Noé

 

 
























REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:


  1. GALEANO, E. (1978) Las Venas Abiertas de América Latina. 16ª. Edición, Madrid: Siglo XXI Editores. 


  1. LA BIBLIA, versión Reina-Valera 1960 (RVR1960) Sociedades Bíblicas Unidas.


  1. LA BIBLIA, versión Dios Habla Hoy (DHH) Sociedades Bíblicas Unidas.


  1. LAS CASAS, B. (2005) Brevísima Relación de la Destrucción de Las Indias. Tercera Edición, México: Fondo de Cultura Económica.


  1. PADILLA, R. LÓPEZ, D. LAGOS, H. (2010) Los Derechos Humanos y el Reino de Dios. Segunda Edición, Lima: Ediciones Puma. 


  1. RODRIGUEZ, J. (2020) Humanismo y Capitalismo. CiudadVLC. Recuperado de htpp//www.ciudadvalencia.com/ 


 








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